martes, 22 de febrero de 2011

Hernán Casciari en acción*

Si algo caracteriza al escritor argentino Hernán Casciari (Buenos Aires, 1971) -además de su ironía y viveza- es su forma de mezaclar literatura con nuevas tecnologías. Tanto que hasta hace poquito muchos le tildaban de blogger o bloguero sin caer en que lo que escribía eran novelas en toda regla, eso sí, virtuales como "Más respeto que soy tu madre". 

Ahora acaba de publicar un nuevo libro llamado "El nuevo paraíso de los tontos" (Editorial Plaza&Janés), que aunque está en papel habla de internet y de las historias que se derivan de su uso. Casciari plantea, entre otras cosas, el papel del romanticismo en tiempos de Facebook, si le daríamos la contraseña de nuestro correo a nuestras parejas o que por fin, los tontos han encontrado su espacio y viven conversando los unos con los otros gracias a la Red. 
¿Se ha despegado ya la etiqueta de blogger?

Costó unos años, pero ya creo que sí. Estuve a punto de empezar a matar gente porque me parece mucho más cool la etiqueta de asesino. Pero no hizo falta. Ahora dirijo una revista y me dicen “editor”.
Que "la noticia sea el perro", ¿se da demasiado en la actualidad?
La vieja frase rezaba: “Cuando un perro muerde a un hombre no es noticia; cuando un hombre muerde a un perro sí lo es”. Pero, a veces veo a los telediarios titular “Hace frío” en invierno y titular “Hace calor” en verano, y descubro que ya no es lo que era.
La “importancia” de alguien hoy parece medirse en visitas a YouTube, ¿dónde vamos a llegar?
No importa cómo funciona Youtube, que de hecho funciona muy bien. Lo preocupante es cuántas veces en los telediarios la noticia es algo que la gente ve en Youtube.
Entonces... para alertar a las jóvenes generaciones, como dice en su libro, ¿cierto éxito digital es proporcional al número de intelectuales que te desprecia?
Vivimos una transición en la que ser intelectual y ser analógico-conservador es casi lo mismo. Pero ya está mejorando la cosa, de a poquito.
¿Faltan historias? ¿Los periodistas no sabemos reconocerlas muchas veces?
El periodismo ya casi no existe. Lo que hay ahora son empresas que contratan a niños mal pagados para llenar páginas. Los niños no son malos, a veces hasta tienen muchas ganas, pero les falta un poco de rebeldía. Hay demasiada gente viviendo con sus padres en España. Yo no quiero que me informe gente que vive con sus padres. 
Dice… “Lo que propicia internet no es sólo una comunicación global en donde todos los locos pueden encontrarse buscándose en Google, sino también la oportunidad de hablar sin los velos que existen en el mundo real”. ¿Desde que existe internet hay menos tabúes?

Ya no hay tabúes. Todo, lo más oscuro, se puede compartir con alguien. Internet es, entre otras cosas, la muerte de psicoanálisis.
¿La locura puesta en común toma más fuerza?

Casi todas las cosas se potencian cuando muchos van para el mismo lado. Y esto no es necesariamente una virtud. Pensemos en el nacionalsocialismo.
En relación a lo que cuentas de Facebook o el correo, ¿las relaciones de pareja viven una nueva época?
Yo creo que sí. Todo es más veloz: el amor, la costumbre, el desamor, la traición. Yo creo que en los tiempos analógicos había muchos hombres fieles por una razón: pereza. Ahora todo es más fácil.
Vaya  con la cama 2.0, ¿no? ¿Cómo es que nadie ha dicho antes nada al respecto?  Mucho invento, mucho invento… pero al final lo que usted dice: la cama no ha evolucionado nada
Yo no puedo creer que estemos en 2011 y yo todavía tenga que poner la sábana de abajo levantando el colchón, o dar vuelta la almohada cada tres horas.
Hablamos de tu verdadera pasión: la literatura. Resulta que el efecto blog ha supuesto “El fin de los talleres literarios”, ¿cómo es eso?
Los talleres literarios, esa antigüedad, servían para que la gente se leyera sus cosas. No había otro modo. Pero ahora, con la Red, ¿para qué sirven?
“Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre”, ¿esa es una de las premisas de todo escritor?
No sé si le servirá a todo el mundo. A mí me sirve y admiro mucho al escritor que la dijo.
“Una de las grandes ventajas de internet en este siglo es que ha logrado que los tontos se queden en casa conversando entre ellos”, ¿internet favorece a los tontos?

Mirame a mí: ya lo ves...
Entonces… en qué quedamos, ¿mejor libro digital o libro de papel de toda la vida?
¿Horno o microondas? Según para qué. Si lo que quieres es invitar a cenar a gente amiga, mejor el horno. Pero si te vas a recalentar unos macarrones para ti... microondas.
¿La tecnología ha terminado con las grandes historias como la de Romeo y Julieta o la de Hansel y Gretel? ¿Es el adiós a los clásicos?

No lo creo, pero es bonito ponerlo en esos términos. Supongo que antes de la invención del tren la literatura era más de a pie, y los escritores necesitaron tiempo para adaptarse al vértigo de esa nueva velocidad en el transporte de sus personajes. Pero, después llegaron grandes obras que ocurren incluso dentro de los trenes. Así que no pasa nada. Siempre estaremos signados a relatar nuestra época con condimentos de ficción.
¿Qué hacemos con la pedantería intelectual?
La miramos y sonreimos.
La historia de los ‘Metalampos’ es realmente sensacional, ¿es mejor morir de amor que morir de miedo?
Mil veces mejor morir de amor que de miedo. Es la metáfora secreta de ese relato.
Pase lo que pase en el mundo, ¿han dejado de importarnos los temas globales y es el personalismo o el individualismo lo que impera en la sociedad actual?
No lo creo, soy optimista. Yo creo que cada vez nos importamos más como seres sociales. Si te fijas bien, lo único que funciona realmente en este mundo es Twitter.
Ha iniciado un nuevo proyecto, la revista Orsai, ¿no es una paradoja?
Sí, es una paradoja. Una revista en papel en tiempos digitales. Alguien dijo, con mucha razón: el último proyecto del siglo XIX que funciona en el siglo XXI.
Consiguió vender 4.000 ejemplares en solo ocho días. Todo un éxito, sin duda, ¿qué balance hace?
En realidad se colocaron 10.080 ejemplares en un mes de preventa. Pensamos que serían menos, estamos encantados con esa cifra.
Sea en el formato que sea… ¿se demanda, ante todo, calidad?
No, se demanda ante todo honestidad y cercanía.

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