Ejército enemigo es una gran novela. Lo es por múltiples razones. La principal porque el autor, Alberto Olmos, se deja la piel, su piel, en ella [y algo de semen, todo hay que decirlo] y lo hace de manera radical, con su estilo corrosivo y lleno de mala leche, sin contemplaciones de ningún tipo, procurando cargarse-para-siempre al conjunto de sus enemigos [que sin duda son muchos], porque, entre otros motivos, "la solidaridad ha fracasado".
Para ello utiliza la publicidad e internet como campo de batalla para dar rienda suelta a una visión de la actualidad donde predomina el individuo salvaje con sus obsesiones (egoísmo, exposición impúdica de la intimidad, cibersexo), el pensamiento único (mismas ideas repetidas hasta la saciedad, manipulación por expertos, predomininio de la realidad virtual) o la labor de las ONGs (buenismo, ineficacia, juego de niños bien, etc.). Y lo cuenta en primera persona, con un lenguaje duro (incluso hiriente), pero utilizando también distintos soportes como diarios, mails o referencias de otros pensadores que enriquecen la trama y le dan un dinamismo narrativo muy acorde con los nuevos tiempos.
Pero vayamos a la historia. Santiago, un publicista poco motivado y con un problema de personalidad evidente ("yo soy mi propia basura"), vive en un barrio deprimido [la metáfora de la zapatillas colgadas en un poste eléctrico lo simboliza a la perfección] y contempla con cinismo los movimientos sociales que protagoniza alguno de sus amigos ricos (en especial, Daniel) a los que acusa no sólo de fracasados, sino de ser tontos útiles y frenar la reacción. El asesinato de Daniel, y la herencia de su clave de acceso a su mail, darán acceso a la vida verdadera de su amigo muerto, a su suplantación, y a descubrir que su activismo social ha transformado sus métodos entrando en una espiral peligrosa de violencia.
Ejército enemigo es, por tanto, una novela imprescindible para entender nuestro tiempo, que no dejará indiferente a nadie [e incluso repugnará a muchos] y de la que estaría orgulloso el mismísimo Michel Houllebecq [podría afirmarse que tiene los mismos vicios que el autor francés, incluso de estilo].
Nota: Se abre el debate.
Ejército enemigo
Alberto Olmos
Editorial Mondadori
Págs. 279
A mí este señor me parece un impostado. No he leído nada más pretenciosamente airado en mi vida.
ResponderEliminar¿Compararlo con Huellebecq? Bueno.... de risa.
Es como la enésima película de Almodóvar con travestí atormentado, o mejor, como ver una película de ese género pero de uno de sus imitadores.
Pasado el momento preciso en que el rupturismo supone un valor añadido, la cosa pierde toda su gracia.
¿De verdad cree que esto causará ampollas? A lo mejor en su pueblo
Pues a mí me parece que este hombre se ha vuelto tan loco que, abrumado por el talento de los demás, ya no sabe que tren coger para salvarse del naufragio, y ha elegido desde su tatami de hikikomori una forma bastante trillada de intentar salir del estatus de "futura promesa": epata, pero no por lo que él pretende epatar, sino por lo artificial de su pose (incluso la fotográfica).
ResponderEliminarEl peor enemigo eres tú.
Una pésima novela, que pretende ser bestia en su incorrección política pero cuya trama hace aguas por todos los párrafos. No se sostiene. Carece de solidez. Lee la siguiente frase: "el buenismo rollo oenegé es una mierda" y ya te has leído la novela ahorrándote un buen puñado de horas.
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