lunes, 5 de septiembre de 2011

Formas de volver a casa, de Alejandro Zambra

En la narrativa hispana se está imponiendo un nuevo género metaliterario, las novelas para escritores (y aprendices de escritores). Formas de volver a casa es una de ellas. Y lo es por la estructuración y por el papel activo del autor en sus páginas. 
En el libro Zambra desentraña por medio de un diario el proceso creativo de una historia desde su continua perplejidad, mostrando de forma honesta sus dificultades para narrar, sus dudas, los avances y retrocesos. En este sentido, el autor nos deja entrar de manera inteligente en el interior de su creación "avanzo de a poco en la novela" y nos sitúa "al comienzo avanzaba a pulso seguro, pero de a poco había perdido el ritmo o la precisión" hasta "por eso un libro es siempre el reverso de otro libro inmenso y raro. Un libro ilegible y genuino que traducimos, que tracionamos por el hábito de una prosa pasable". 
Pero, además, el autor pone de fondo la dictadura de Pinochet. Y lo hace de una forma que sorprende al principio, un tanto anodina, sin mostrar la tragedia más que de manera tangencial, desde la posición cómoda de aquellos que no tuvieron un papel relevante, ningún papel relevante, sino que fueron actores secundarios en un drama de dimensiones gigantescas. 
De hecho muestra, con sus propios padres, una sociedad que se dejó hacer por la dictadura y que, según el autor, parece no ha aprendido a fecha de hoy las lecciones de la historia. 
Y este puede ser el punto más polémico de su narración porque es como si el autor, a pesar de ser crítico, no quisiera implicarse en la realidad, como si prefiriera pasar de puntillas sobre un hecho que causó miles de muertos y desaparecidos. O, por el contrario, puede que Zambra sólo quisiera reflejar la visión de aquellos que no sufrieron las consecuencias, una visión ligera, superficial, frívola –que no es la del autor– y ponerla en evidencia como cuando comenta de sus padres "son los hermosos sobrevivientes de un mundo perdido, de un mundo imposible". Porque muchas veces los grandes acontecimientos se viven desde el conformismo, desde la complicidad, como bien sabemos en nuestro país y con nuestra dictadura.
En cualquier caso, para conseguirlo cuenta la historia de una joven vecina de la que se enamora de niño y con la que comparte ciertas aventuras, cuyo padre trabajaba para la oposición y tenía que esconderse en otra personalidad. Esa niña será el punto de partida de la trama que está dividida en cuatro capítulos y en dos momentos temporales, de niños y de mayores.
Todo ello lo hace con un lenguaje intimista y un estilo moroso, incluso dubitativo al principio, donde el autor se oye y se recrea.
Formas de volver a casa es una novela personal, de corto aliento pero de buena hechura, con gran sensibilidad, que gustará a los que nos apetece conocer las interioridades de la creación literaria, y que permite aventurar cotas más altas en su autor.

Formas de volver a casa
Alejandro Zambra
Editorial Anagrama
Págs. 164

3 comentarios:

  1. HE LEIDO LAS CRÍTICAS Y EN REALIDAD DAN MUCHOS DESEEOS DE LEER fORMAS DE VOLVER A CASA.lA VISIÓN DE UN NIÑO ANTE ESOS ACONTECIMIENTOS TAN DIVISORIOS ES TENTADOR. mE RECUERDA eL NIÑO DEL PIJAMA A RAYAS .

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  2. No hay visión alguna de la dictadura, de modo que no aprenderás nada sobre esa época. Se centra más sobre la experiencia del personaje y un poquito sobre la creación literaria. En mi opinión, no desarrolla ningún tema y se queda en la superficie de todo.

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  3. A mi consideración, resulta realmente inútil seguir respetando los cánones narrativos que precedían a la posmodernidad legada por Umberto Eco. Al parecer siempre habrá algún romántico que decida que hay literatura para venta (para el vulgo) y literatura culta (para especialistas) cosa que hoy resulta realmente indivisible, ya que todo se encuentra a disposición de todos. En Formas de volver a casa se encuentra una narrativa ya típica de Alejandro Zambra, con narrador testigo, con una trama dislocada y una narración fragmentaria, lo cual podría destacarse como hecho plausible, pues de esta manera va adquiriendo una voz propia dentro del mundo editorial.

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