En la parada de mi hija hay una librería religiosa (las librerías no pueden ser religiosas, pero se entiende). Los escaparates están llenos de libros cristianos, de fotos del Papa, de vídeos con películas sobre la vida de Jesucristo, etc. Todo muy normal en un país democrático donde la religión es un derecho, y no una obligación, y todos podemos expresar nuestras creencias de forma pacífica. Lo gracioso es que cuando entro a fisgar -entro en todas las librerías, lo siento– escucho más o menos esta conversación:
- Qué tal este libro?
- Para vosotras bien, le contesta la dependienta seria pero con un poco de retintín.
- Oye que nosotras somos como las demás.
- Bueno sí, pero ya sabes. De todos modos, ése que está allí (no recuerdo el nombre) es un best seller. Se está vendiendo muy bien. Lo compran todas las monjas.
- Ah, pues me lo llevo.
Lo divertido del tema es que también hay best sellers religiosos que tienen mucha influencia entre sus fieles y cuyas técnicas de marketing quizá no difieran tanto de los laicos. Bueno, que igual tengo que escribir un blog de literatura basura para monjas.
- Qué tal este libro?
- Para vosotras bien, le contesta la dependienta seria pero con un poco de retintín.
- Oye que nosotras somos como las demás.
- Bueno sí, pero ya sabes. De todos modos, ése que está allí (no recuerdo el nombre) es un best seller. Se está vendiendo muy bien. Lo compran todas las monjas.
- Ah, pues me lo llevo.
Lo divertido del tema es que también hay best sellers religiosos que tienen mucha influencia entre sus fieles y cuyas técnicas de marketing quizá no difieran tanto de los laicos. Bueno, que igual tengo que escribir un blog de literatura basura para monjas.
Muy bueno. También habrá de alpinistas, jardineros o gays.
ResponderEliminarSupongo que tiene que haber para todos los gustos. Ahora con las librerías digitales, todo se acentuará y habrá más posibilidades. Ver venir que decían los abuelos.
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