martes, 25 de noviembre de 2014

Entrevista apócrifa


¿De qué trata la novela?
Es la crónica de una familia de clase media en los años ochenta encarnada por un padre y un hijo. Una época muy intensa desde el punto de vista político, económico y social en España y, en especial, en el País Vasco.
Hay un hecho trágico que desencadena la historia...
Cierto, un decisión del hijo que rompe con la armonía de la familia y que obliga a replantearse todo lo vivido y el futuro más inmediato.
El planteamiento es original
Los protagonistas nos desvelan no solo los hechos que suceden a la largo de la historia sino también los sentimientos y emociones que éstos les provocan. En cada capítulo se cambia la perspectiva, intercalando la visión de Pablo con la de su padre como si de una conversación se tratase. Al ser los dos personajes los narradores, construirán la historia desde su propio punto de vista, y en consecuencia,  parciales en sus respectivas narraciones. 
¿Qué pretende con este texto? 
Mostrar dos realidades confrontadas muy diferentes. Vemos la vida de Pablo con toda su fuerza e ingenuidad, y la del padre con toda su madurez y desencanto. Ambas nos son muy cercanas como lectores, ya que todos hemos sido hijos y muchos somos padres.
Hay una extensa tradición literaria con esta temática generacional
Cierto. Se ha escrito mucho sobre los hijos disconformes con sus padres, pero no tanto sobre la visión de los padres con respecto de los hijos. He intentado reflejar ambas de una manera crítica y neutral.
Así que no hay moraleja
No, en absoluto. He mostrado las dificultades de comunicación entre padres e hijos, antes y ahora, así como la dificultad de los seres humanos para comprenderse, para perdonarse, para construir algo juntos. Escribo sobre la soledad dentro de la familia, la cobardía ante la vida, la insatisfacción...Después, cada lector afrontará la historia de Pablo y su padre con la suya propia y sacará las conclusiones que quiera.
¿Qué opina del suicidio?
Creo que toda persona inteligente ha pensado alguna vez en suicidarse. No es un acto de cobardía, sino de rebeldía. Dicho esto pienso que la muerte no es la solución de los males. Creo que hay que luchar por la vida, a pesar de que nos desagrade, que nos ofenda en muchas ocasiones. Ya habrá tiempo para morir.

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