Nunca resulta fácil despedirse de una historia y de unos personajes. Son tantas horas pensando y manipulando para que todo case que dejan un poso dentro del autor, igual que dentro del narrador. Ya nada es igual que antes. Ambos han cambiado. Puede que hasta hayan mejorado. Por supuesto todo son quejas. Del protagonista, de los personajes secundarios, de hacienda, de todos aquellos que creen que detentan algún derecho. También de los lectores, sí, que se suelen sentir decepcionados. Pero todo llega. Incluso en la literatura basura. Por eso nuestro común amigo Malpartida cesará sus actividades en dos capítulos. Todavía no se sabe cuál será su final, pero todos estamos convencidos de que no será nada digno. Si son creyentes, les pediría una plegaria.
La literatura basura ha llegado al mundo editorial para quedarse. No es algo improvisado, viene de lejos. Pero con la crisis y la digitalización se ha acelerado. Es fruto de la banalización de la cultura y de la fascinación por el espectáculo. Ahora hay que escribir con una cierta mentalidad hamburguesa, de forma rápida, repetitiva, anodina, para que el mercado te acepte. Desde el Blog Literatura Basura se ofrece una mirada crítica del panorama literario y un análisis irónico de la era digital.
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