martes, 12 de abril de 2011

Acosados en la bitacora

Empiezo a entender el tema del acoso. Hasta ahora nunca me había ocurrido. Ni en el trabajo, ni en el mundo literario (ahí me he sentido vapuleado, pero no es lo mismo). Había oído hablar de él, de sus consecuencias negativas para el equilibrio personal, de las dudas sobre el comportamiento que en cada uno provoca, de las dificultades para rehacer la vida después de un episodio tan desagradable.
Sin embargo, ahora me siento acosado. Si bien es un acoso cibernético. Me explico. Hasta hace unos años, los que teníamos blogs éramos hermanos de sangre. Nos leíamos a veces, nos saludábamos de vez en cuando y siempre nos respetábamos. Que si uno escribía de cuentos (bien!), que si otro de actualidad (perfecto!), que si el de más allá de desamor (genia!), que si alguno de política (super!). En el fondo, gente seria.
Todo esto está cambiado en la actualidad. En estos tiempos han aparecido como extraterrestres docenas de blogueros que disparan a todo. Ahora te encuentras con gente que habla de sexo (bien!), de pinchos (why not!), de tecnología (uh!), de parques temáticos (uh!), de fútbol (uh!), de carreteras (uh!), de famosillos de tercera (uh!), etc. 
En definitiva, buscan el éxito social rápido y nos están obligando a los viejos blogueros a enrocarnos en nuestros cuarteles de primavera.
Desde que han cambiado las cosas, me enfrento a un acoso permanente de los nuevos compañeros de viaje. Estoy por demandar blogger –por ponerlo tan fáci– porque noto mi integridad física y psíquica en peligro. ¿Hasta cuándo aguantaré?


6 comentarios:

  1. Cuánta razón tienes querido amigo, pero eso está latente en todos los aspectos del ciberespacio, no solo con los blogs y los viejos blogueros. Forma parte de la estupidez humana. Saludos

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  2. En cualquier caso, sobreviviremos. Saludos

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  3. ...Otra de las razones por las que no tengo blog.. Saludos, sobreviviente!

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  4. Bueno, ya sabes, no es para tanto, soy un poco exagerado. Saludos

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  5. ¿Y qué escritor no lo es?....La pluma deja que la imaginación desbordada, la tendencia a exagerar, a hacer parecer las cosas mucho más grandes, nefastas y graciosas de lo que son,incluso lo morboso que hay en nosotros y lo deprimente, vean la luz. Particularmente me fascina.

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  6. Estoy de acuerdo. La deformación es una virtud en el escritor. En cualquier creador. Saludos

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