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miércoles, 3 de julio de 2013

Elena Ramírez, editora de éxito en Seix Barral*

¿Cómo se hizo editora? Como en un cuento. Había trabajado en muchas cosas muy diferentes y andaba perdida. Me paré a pensar y me pregunté: “¿qué es lo que más me gusta en esta vida?” La respuesta estuvo en los libros, así que hice llegar mi currículum a Alfaguara, inmediatamente me entrevistaron e inmediatamente comencé a trabajar allí como asistente editorial. El resto fue caminar (más bien, correr por los pasillos).
¿Editar un libro es una tarea más febril que escribirlo?
No lo creo, son dos tareas completamente diferentes, pero el parto, ay, esa es una tarea ingente, solitaria y sin brújula.
¿Es el de editor un oficio de locos?
Lo es, pero por los mismos motivos que lo convierten en un oficio maravilloso. Nunca hay nada seguro, no hay fórmulas; la implicación es, sólo puede ser, máxima, para lo bueno y para lo malo; se trabaja con materiales efímeros, egos, talentos, inspiración; hay que compatibilizar técnica con artesanía…
¿Recuerda cuando fue la primera vez que se sintió editora?
No el momento concreto, pero sí el sentimiento de intimidad absoluta con el texto de un autor, con su proceso de escritura, y la emoción que ello me producía.
¿Cómo se describiría como editora?
Intuitiva. Me gusta trabajar muy cerca de los autores, muy pegada a sus alegrías y sus cuitas, al texto. Me gusta acompañar al libro en todo el proceso editorial, que es largo y complejo, y no acaba en la contratación del libro. Me gusta pensar que soy una buena compañera de viaje en la carrera de algunos autores.
¿Qué pesa más a la hora de publicar un libro en Seix Barral, lo literario o lo comercial?
Hacer comercial lo literario. El lector de Seix Barral es un lector exigente. Para intentar llegar a más público he comprobado que el mejor camino es utilizar todos los recursos de marketing y promoción a nuestro alcance, pero sin traicionar siempre dos principios esenciales: la calidad del libro a lanzar y su identidad.
¿Confía plenamente en su juicio literario? Los resultados dicen que sí…
Aprendo cada día a confiar en él. Siempre vislumbro la imagen de un zahorí en busca de agua. Lo que sí es cierto es que cuando estoy segura del potencial de un libro, estoy plenamente segura y soy capaz de transmitirlo, lo cual es muy importante porque el editor no es nadie solo, forma parte de un gran equipo.
¿Cuántas personas forman en la actualidad el equipo humano de Seix Barral?
Somos ocho personas y dos becarios, pero es importante destacar que diseñadores, marketing, realización (las tripas de los libros), controlers (pasta), red comercial y compras (gestión con las imprentas) tienen interlocutores con el sello a los que considero parte esencial del equipo, no puede ser de otra forma.
¿Cuál es ahora el criterio principal del catálogo de Seix Barral?
La calidad. Es el único límite, la única barrera, entran todos los géneros, idiomas y tendencias, pero el horizonte lo marca la calidad. Cuando he bajado el listón buscando editar algo más flojo en Seix amparándome en un supuesto potencial comercial ha salido mal, no es el sello para algo así. Muchas veces pienso que determinados libros funcionarían mejor si encontrasen el sello apropiado para ellos, sean del perfil que sean, de no ser así quedan perdidos en un catálogo que no los identifica, ni apoya.
En una editorial, ¿quién crea el valor añadido?
La propia editorial genera un intangible importante en el caso de los sellos editoriales. Piensa en el negro de Tusquets o el amarillo de Anagrama y los identificas con calidad, aunque hayan tenido sus tropiezos, como todos. Pero decir “la editorial” es decir su catálogo, sus autores, por supuesto, es decir su imagen, su diseño, su proyección nacional e internacional, su coherencia. En tiempos en que sólo hablan los números, como notas musicales, nos esforzamos todos los días por pelear los silencios, el intangible, ese valor añadido que a la larga es lo que permite mantener la velocidad de crucero.
Pere Gimferrer sigue siendo el director literario de Seix Barral. ¿Cómo llevan esta especie de bicefalia?
Él asesora puntualmente, es un lujo contar con su consejo y experiencia. Y un privilegio contar con su enorme capacidad de trabajo, criba gran parte de lo que llega a la editorial con enorme criterio.
¿Quién corrige los libros de Seix Barral?
Depende del libro. Si es un autor español, normalmente yo hago un primer editing, dependiendo del autor también Pere Gimferrer. Pero el trabajo fino, el partirse el cobre con el texto recae en dos editoras: Mar García se encarga de los libros traducidos y Teresa Bailarch de los libros en castellano, y ellas a su vez trabajan con Realización, un departamento que cuenta con correctores freelance. Los textos se cuidan muchísimo en Seix Barral.
Usted está llenando de aire fresco y de calidad el catálogo de la editorial con nombres como Ricardo Menéndez Salmón, Isaac Rosa, Nuria Barrios, Pablo Gutiérrez o ahora Jesús Carrasco. ¿Satisfecha con su apuesta?
Y Laura Fernández, y Milo Krmpotic, y próximamente Mario Cuenca Sandoval. Estoy muy satisfecha, no sólo por dotar de un futuro al sello, sino porque al hacerlo quiero pensar que honro su pasado, su identidad, ya que en la esencia misma de Seix está la apuesta por nuevas propuestas literarias. Del sello surgieron Julio Llamazares, Rosa Montero, Muñoz Molina y un sin fin de autores realmente espectacular en todos los idiomas.
Sin embargo, muchos de sus autores españoles consagrados parecen sacados de la Alfaguara de los años noventa.
Lo parecen, pero si paras a mirar nombres, pasaron prácticamente todos antes por Seix Barral. Las editoriales pasan periodos cíclicos, diría con ninguna ciencia que me ampare, y el ciclo bajo de una editorial es inmediatamente aprovechado por una editorial con empuje. El Alfaguara de los 90 –yo viví en persona el empuje de Juan Cruz- supo hacer leña de un Seix dolido.
¿Alguna recomendación para los jóvenes que están intentando abrirse camino en el mundo literario?
Esta es una pregunta horrible porque mi respuesta pasa por ingenua, y no quiere serlo. Mi respuesta es no cejar en el empeño de escribir la mejor obra posible, exigirse muchísimo, y después más, y perseverar. A las editoriales llegan muchísimos manuscritos de una calidad media muy baja. Cuando uno es verdaderamente bueno sobresale claramente.
El negocio editorial parece estar cambiando más en la última década que en 200 años…
Dices década y dices mucho. ¡Los últimos cinco años han sido arenas movedizas en términos de cambios! En un negocio de por si cambiante, esto añade nuevos retos, constantes. El que deja de pedalear un segundo retrocede siglos.
Los editores actuales no tienen en general muy buena fama entre los escritores. ¿Por qué sucede esto?
No lo sabía, supongo que hay de todo.
¿Qué balance hace de su etapa en Seix Barral cuando lleva ya doce años, cinco de ellos al frente?
Soy insaciable. El balance es muy positivo, pero no dejo de pensar en cómo cruzar saltar barreras: los recursos limitados, la crisis, la identidad del sello, el mercado, las nuevas tecnologías. Creo que cuando Adolfo García Ortega, que dirigía el sello entonces, me contrató, Seix estaba muy perdido desde todo punto de vista, en la pura ruina económica, de identidad, anímica y de futuro. Adolfo supo darle la vuelta a ese calcetín y yo tomé su testigo. El gran reto ha sido romper ese muro entre “literario” y “comercial”, esa creencia absurda de que literario jugaba en segunda, de que era lo que no vendía, y comercial lo que sí. Supimos montarnos al carro de los nuevos tiempos, incorporar el mejor equipo de comunicación, marketing, un cuidado diseño, y primar mucho la materia prima. Llevamos lo literario a jugar en primera de nuevo.
¿Cuál es su opinión de las editoriales pequeñas e independientes?
Son aire fresco, son un aliciente importantísimo y una muestra de que se pueden hacer las cosas bien, e incluso muy bien. Las hay que hacen una labor excelente, otras que se han subido al carro y tienen una calidad muy dudosa, pero todas han sabido cuidar la imagen trendi y alternativa tan empática para todos nosotros, lectores, libreros y críticos.
¿Qué libro ha publicado una editorial independiente y le hubiese gustado hacerlo a usted?
Stoner, de John Williams, lo publicó Baile de Sol. Pero obviamente, hay otros muchos.
¿Cuántos libros editan en un año?
Unas cincuenta novedades entre narrativa en castellano, traducida, ficción, no ficción y poesía.
¿Firmin, el delicioso libro de Sam Savage, es su gran éxito?
Supongo que es el más extravagante, por aquello de hacernos con los derechos internacionales de un autor extranjero, y el que más visibilidad internacional dio al sello por impredecible, puesto que era un libro “antiguo” para el hambre insaciable de novedad del mercado editorial.
¿Qué libro del catálogo de Seix Barral ha tenido las ventas más altas desde que usted es la editora? ¿Cuántos ejemplares ha vendido ese libro?
No sabría delimitar ventas totales en el tiempo de mi estancia, pero Eduardo Mendoza, Firmin, El club Dante, Pasión India, La elegancia del erizo y Maldito Karma son algunos de los autores y de los libros que han vendido mucho, mucho. Hablamos de entre 300.000 ejemplares y el millón.
¿Y cuál las más bajas? ¿Y cuántos ejemplares ha vendido el libro?
Hay worstsellers de menos de 500 ejemplares. ¿Sabías que la editorial Diogenes en Zurich publica, o solía publicar, anualmente su lista de worstsellers?
¿Está en América el porvenir de la edición española?
Esa es una afirmación pensando en mercados, no en gustos. Es un buen momento comercialmente hablando ya que sus mercados están muy pujantes y dado que la crisis está desbaratando las cosas aquí, cómo evolucione eso hacia un porvenir estable es otro cantar, e interesante reto más al que enfrentarnos.
¿Qué opina sobre el libro electrónico?
Que es un complemento ideal para determinados momentos, como viajes, por ejemplo.
¿Qué modelo de libro electrónico tiene?
Iphone, ipad y ordenador.
¿Matará el libro electrónico a la librería de toda la vida?
Never, nunca, jamás.
¿Cómo luchar contra la copia ilegal de libros electrónicos?
Con medidas que permitan bajar el iva del libro electrónico y su precio, pero sobre todo, sobre todo, con una ley implacable y campañas de concienciación social como prioridad.
¿El libro en papel será en el futuro un objeto de lujo?
No lo creo, pero el cuidado por la forma hará de algunos de ellos objetos sin equivalente en el mundo digital.

Entrevista realizada en el Blog de Daniel Heredia. Para verla completa pinchar aquí.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Muerte entre flores

¿Qué novela o autor indicaría cómo punto de partida de este ‘subgénero’? ¿Qué antecedentes o influencias previas destacaría? Creo que todos nos remontamos a los clásicos británicos y norteamericanos. Arthur Conan Doyle o Agatha Christie viven con nosotros con la misma intensidad que antes. Lo mismo sucede con Dashiell Hammett o Raymond Chandler.
Es un ‘boom’ muy europeo, ¿coincide con un cierto declive de la novela negra americana? No lo creo. Estados Unidos mantiene un nivel de novela negra muy alto. Quizá sea que Europa ha encontrado una nueva fórmula de expresión que no estaba tan desarrollada en nuestra literatura por razones culturales, de prestigio, etc. 
¿Hay autores que hayan cambiado el campo por la ciudad o es más bien una ambientación llegada con una nueva generación de novelistas? El campo siempre ha atraído a los escritores de novela negra, sobre todo británicos, aunque la ciudad se ha llevado el protagonismo generalizado debido a una mentalidad más modernas, más actual y más cercana a los lectores. Parece como que los crímenes y las injusticias entroncan mejor en una gran masa de gente con un alto nivel de anonimato. Sin embargo, los nórdicos han puesto de nuevo de moda las zonas poco habitadas. Quizá porque sus países son así.
¿Dónde cree que radica el éxito? Pienso que el éxito está en la combinación de un desafío intelectual con la intriga y en conjugarlo con una necesidad de conocer los entresijos de la sociedad. Se aprende más sobre la sociedad pasada o actual en la novela negra que en un ensayo de sociología.
¿Resisten los géneros mejor la crisis? ¿Es más fiel el lector de género? Sí, sin duda. Los géneros facilitan la venta de los libros porque simplifican su búsqueda en las librerías y ofrecen fórmulas conocidas al lector. Eso le da seguridad. En el caso del género negro, además tiene lectores muy fieles a los que les gusta seguir los avances de sus protagonistas a lo largo de muchos títulos.
¿Qué convenciones de género conserva? ¿Cuáles altera? La gracia consiste en evolucionar el género sin desnaturalizarlo. En mi caso con Las flores de Baudelaire sirve de excusa para poder avanzar en una trama que de otra manera no sería tan fácil de abordar y para mostrar con toda crudeza una sociedad que se aprovecha de la primera guerra mundial.
¿Es la huida de la ciudad un reacción a la crisis, tanto económica como de valores? La expansión de la novela negra, al margen de que se ambiente en la ciudad o en el campo, es una reacción de hartazgo ante las mentiras, la corrupción, la impunidad que estamos viviendo Los lectores buscan análisis de la situación y castigo para los infractores, todo ello aderezado de intriga. Y la ficción está siendo más clarividente y resolutiva que la realidad.
¿Hay diferencias en el género según las nacionalidades de los autores? Pienso que cada cultura tiene su tipo de novela negra. Además, cada escritor es muy diferente. En cualquier caso, se puede notar que hay estilos más reflexivos, otros con más acción. En algunos sitios encantan los asesinos en serie, en otro no. En fin, para todos los gustos.
¿Cuáles serían en ese caso las ‘señas’ de las novelas españolas? No hemos tenido una gran tradición en este género porque la situación política no lo permitía. Para que haya novela negra tiene que haber libertad de expresión y capacidad de autocrítica. Desde la democracia se observa una aumento de autores que ha pretendido reflejar los cambios sociales que se han producido en España de una manera muy realista, poniendo en entredicho a las instituciones, al poder económico, etc.
¿Existe crítica social en estas obras? Sí, claro.
¿Es más inquietante un crimen cuando sucede en un entorno rural o directamente paradisíaco? El crimen siempre es impactante cuando sucede cerca de nuestra realidad porque pensamos que nos podría haber sucedidos a nosotros, aunque también atrae lo desconocido. Nos gusta descubrir otros países, otras realidades.
¿Cuál sería el perfil psicológico de los nuevos protagonistas? ¿Han perdido los detectives ese aire cínico? Hay de todo. En cualquier caso el estereotipo suele ser: personajes cínicos, escépticos, con una vida poco ortodoxa, que investigan por dinero, que no se dejan corromper por el sistema. El paisaje, la cultura, los puede hacer más aburridos o menos, más humanos o menos, con familia o solos, etc.
¿Han desaparecido, de hecho, los detectives privados? Los investigares son ahora policías que cumplen con la legalidad, no beben, no fuman. No. Hay policías, expolicías, detectives profesionales o amateurs, marinos, rabinos… La lista es imparable.
¿El mayor protagonismo de la mujer tanto en entre las autoras como entre los protagonistas modifica en algo el género? No, lo adecúa a los tiempos. La mujer tiene mayor peso en la sociedad y eso se refleja en la novela. Además, hay muchas más escritoras. Por ejemplo, hoy en día hay escritoras como Susana Hernández en cuyas novelas una de las policías es lesbiana.
Y la víctima, ¿qué relevancia tiene? ¿Es el motor de la trama o una excusa para retratar a otros personajes? Depende. En mi caso es una excusa, pero con mucha simbología. No es una víctima cualquiera.
Y el asesino: ¿quién mata y por qué en estas novelas? Es la gran incógnita. ¿Qué tiene que pasar por la mente de una persona para que mate de forma planificada? Es una cuestión que nos preocupa como seres humanos. Hemos luchado durante siglos contra el hecho de matar y sigue ocurriendo. Y no todos son personas desequilibradas. La mayoría son como nosotros, con las que nos rodeamos, pero que un día deciden pasar al otro lado de la civilización.
¿Se presta más atención a la investigación propiamente dicha o se busca más indagar en la psicología de los personajes? En mi caso prefiero la psicología de los personajes, comenzando por el detective fotógrafo y acabando con la “psicología” de la propia ciudad. Este es un punto nada desdeñable, entender el comportamiento de una ciudad.
¿Qué títulos cree que sobrevivirán a la moda? ¿Qué grandes detectives o grandes villanos legarán estas novelas? Difícil decirlo. Serán unos pocos. Aquellos que sepan reflejar mejor los valores universales del género negro.


Nota: Entrevista realizada a Gonzalo Garrido para el reportaje de novela negra de Territorios.

viernes, 1 de febrero de 2013

Joseph Anton, de Salman Rusdhie

Siempre he tenido debilidad por los diarios y por las memorias. También por las biografías. Y desde hace mucho he pensado que este tipo de literatura está muy bien para acercarse a los autores, a sus vidas, a la forma de encarar su profesión literaria. Eso sí, siempre con prudencia, conocedor de la necesidad de cada persona de ofrecer la mejor cara de sí mismo, de redimirse e, incluso, de vengarse.
Joseph Anton es un libro de memorias escrito en tercera persona por un escritor perseguido. Un libro en donde el autor cuenta con total crudeza toda su vivencia desde que publicó la novela Los versos satánicos y fue condenado a muerte por blasfemo, incluso con recompensa millonaria para el asesino, por parte de Irán. Un calvario que comienza en 1989 y acaba parcialmente en 2001, aunque tiene secuelas hasta nuestros días.
Pero creo que es algo más que unas memorias al uso. Es una buena radiografía de la situación del mundo actual, tanto política como social y editorial. El caso de Salman Rushdie se sale de los estándares de cualquier escritor por sus implicaciones. Y es un ejemplo de capacidad de resistencia, de inteligencia para convertir su situación de falta de libertad en una afrenta a la libertad de pensamiento y de creación humanas. Es, en definitiva, una lucha por la supervivencia de nuestra civilización.
Nota: Pocos libros tan ilustradores sobre el funcionamiento de la alta política, los medios de comunicación y la sociedad en general.

Joseph Anton
Salman Rushdie
Editorial Random House  
Págs. 633 (versión inglesa)

martes, 15 de enero de 2013

Los pasos inciertos, de Kepa Murua

Pocas veces se ve de una manera tan descarnada los estragos del mundo editorial en una persona. Una persona especial, cierto, con una trayectoria como editor y como poeta muy particular, muy exigente, alejada de corrientes y de tribus, algo endogámica. Un ser humano con un alto grado de dignidad y de capacidad de sufrimiento. Y con un punto de tozudez y de gusto por la polémica.
Este es el caso de Los pasos inciertos, 1996-2004, un dietario minucioso donde se conjuga el editor de uno de los sellos de referencia en el País Vasco, Bassarai, y el poeta que busca su voz y su público en un ambiente indiferente e, incluso, hostil
Y Murua recoge en esas páginas las vicisitudes de su vida profesional, la continua lucha con los autores, con los colegas, con su propia realidad íntima; una lucha desigual que lleva a un futuro incierto y cruel. Y lo hace de una forma clara, contundente, sin apenas tapar sus miserias y las de los que le rodean.
Nota: Un libro imprescindible para los que quieran adentrarse en esta guerra que es la literaria. Un libro que produce cierto escalofrío.

Los pasos inciertos, 1996/2004
Kepa Murua
Editorial Milrazones
Págs. 293    

jueves, 25 de octubre de 2012

Escribir ficción, de Alexander Steel, ed.

Todo el mundo sabe que los escritores no necesitan ningún manual de escritura. Es más, no necesitan saber escribir para publicar. Y eso les hace sentir muy seguros de sí mismos, como si esta profesión tan compleja sólo requisiera de una inspiración [a poder ser divina] que le fuera soplando a la oreja. 
Menos mal que los anglosajones son bastante más sensatos que nosotros y han hecho del oficio de escribir toda una disciplina, que enseñan en las universidades [sí, caballeros, en las facultades más prestigiosas de Estados Unidos hay gente aprendiendo a relatar o a novelar]. Escribir ficción es, pues, el "libro de estilo" que utilizan en el Gotham Writers´Workshop de Nueva York, manual escrito por varios profesores. Y es un resumen sintético y eficaz de los grandes aspectos a tener en cuenta en este oficio, desde construir personajes, a desarrollar la trama o elegir el punto de vista, sin olvidar las descripciones o los diálogos. Todo ello claro, conciso, concluyente y muy americano en el buen sentido de la palabra [es decir, para tontos].
Y comienza con algo así: "para que una obra de ficción exista hay que escribirla". La verdad es que asusta un poco tanta sinceridad. Y sigue: "hay cosas intangibles como la creatividad, el talento y la inspiración que desempeñan su propio papel, pero es en el trabajo donde está la verdadera acción". 
En fin, que la creatividad quizá no sea aprehensible, pero la técnica sí, además de necesario para ahorrar mucho tiempo y bastantes disgustos al narrador y a toda su familia [aparte de a los pobres editores, aburridos de manuscritos]. 

Escribir ficción
Alexander Steel, ed.
Editorial Alba
405 págs. 

martes, 25 de septiembre de 2012

Cómo sobrevivir con 36.000 dolares al año, de F. Scott Fitzgerald

Sobrevivir nunca ha sido fácil. Menos si se trabaja en el mundo literario. Por eso libros como el que hoy presentamos tienen un interés muy concreto. Más si cabe cuando se trata de uno de los autores más reconocidos de toda una generación de lectores que crecimos con Hemingway, Dos Passos, etc. Y, a pesar de que su mujer nunca nos cayó bien, [quizá por influencia de otros escritores malignos], siempre admiramos El Gran Gatsby.
Pues bien, en Cómo vivir con 36.000 dolares al año, Scott Fitzgerald nos hace en dos breves artículos autobiográficos una descripción exacta de las razones por las que España están en una crisis salvaje [no es necesario estudiar economía]. Y lo hace con esa prosa pulida, ese humor ajustado y esa claridad de mente que tanto me llama la atención. 
Así, desde el comienzo, afirma "mi mujer y yo, ni que decir tiene, pertenecemos a esa clase de los nuevos ricos; o lo que es lo mismo, hace cinco años estábamos sin blanca y lo que ahora tenemos a bien derrochar nos habría parecido por aquel entonces de ricos riquísimos". [¿Les suena?]. 
Pero eso no es suficiente porque gastan más de lo que ahorran y para corregirlo se mudan fuera de Nueva York y compran un libro de contabilidad. "Cuando uno quiere prosperar lo primero que hace es comprarse un libro de contabilidad y poner por fuera su nombre en mayúsculas". Sin embargo, todo falla y deben escapar más lejos. En el segundo artículo van a Francia, a la Riviera, en busca de un país barato en el que vivir holgadamente y se topan con todo tipo de problemas locales hasta comprender que son incapaces de ahorrar de por vida.   
Desde luego, unas páginas deliciosas para pasar un rato agradable en compañía de un escritor y su familia.
Nota: Un consejo del autor norteamericano para los escritores de éxito: "cuando un escritor de éxito se queda sin dinero lo único que tiene que hacer es tirar de la chequera". 

Cómo sobrevivir con 36.000 dolares al año
F. Scott Fitzgerald
Editorial Gallo Nero
Págs. 116

lunes, 17 de septiembre de 2012

Barrio perdido, de Patrick Modiano

Patrick Modiano es uno de esos escritores sobre los que no quiero saber nada. No me interesan sus ideas políticas, ni su opinión personal sobre la economía, ni sus preferencias literarias, ni su situación familiar. Quiero preservarlo como un autor muerto al que se le perdona todo porque fue de otra época [y las otras épocas siempre nos dan un poco igual]. Y sé que no está muerto, aunque yo lo he matado mentalmente. Y ahora me encuentro con Barrio perdido, novela vieja y nueva al mismo tiempo.
Desde que descubrí al autor francés en El horizonte, debo decir que lo he leído con interés, sabedor de que sus historias quizá no lleven a una parte concreta, sólo a la memoria, al recuerdo, a una intensa melancolía que me hace mucho bien cuando buceo entre sus letras, entre las calles de su ciudad, en los cafés, en las vidas siempre doloridas de sus personajes. Porque Modiano es una narrador de lo cotidiano, de personas que van y vienen en busca de un rastro de vida, de razón o de amor. Y Barrio perdido no se aleja de ese registro, en la búsqueda de la memoria, de una identidad que se quedó en su París veinte años atrás debido a un hecho fatal. 
Nota: En resumen, un autor admirado del que me gusta todo, incluso los libros menos brillantes.

Barrio perdido
Patrick Modiano
Editorial Cabaret Voltaire
Págs. 216

domingo, 9 de septiembre de 2012

El paseo, de Robert Walser

Hay autores a los que tienes un especial cariño. A veces es algo irracional. Otras, no. Suele ocurrir por una suma de circunstancias: interés por su visión del mundo, admiración por su estilo narrativo, curiosidad por su vida de escritor...
Robert Walser es uno de ellos. Y El Paseo puede constituir un buen ejemplo, porque su aparente sencillez y su delicado análisis de la vida, tanto civil como literaria, te atrapan. Por esa razón, Walser se ha convertido en uno de esos escritores a los que hay que volver cada cierto tiempo, más en una época de ruido y de miserias cotidianas.
Porque el autor narra un paseo por su ciudad y, mientras pasea, desliza de forma suave, melancólica, repleta de ironía, descripciones y opiniones sobre lo que ve, sobre las personas con las que se topa. Y lo hace desde una premisa esencial: "amo el ahorro y la moderación y soy contrario en el nombre de Dios en lo más hondo de mi ser a toda prisa y atosigamiento".[¡Cómo me gusta!].
Pero, lo que es más atractivo para mí es la descripción de su vida de poeta. Así, afirma que "como pobre escritor y plumífero u homme de lettres disfruto de unos muy cuestionados ingresos". [¡Genial!]. Para seguir en otra parte: "no poseo ni posición ni prestigio social; esto es claro como el sol". [Te entiendo, amigo]. Su perspicacia avanza hasta niveles insuperables cuando comenta: "el vivo interés por las bellas letras se da de manera en extremo escasa, y la crítica implacable que todo el mundo cree poder ejercer y cultivar sobre nuestra obra constituye otra fuerte causa de daño y frena como una zapata la realización de cualquier modesto bienestar".
Esa sabiduría tiene su punto culminante en la carta que escribe a "un muy respetable señor". Toda una bendición. La reproducimos. [Seguro que muchos nos identificamos con el autor].
"Muy señor mío:
Este peculiar tratamiento podrá darle la certeza de que el remitente le muestra absoluta frialdad. Sé que no es de esperar respeto de mí de usted y de los que son como usted; porque usted, y los que son como usted, tienen una desmedida opinión de sí mismos, que les impide comportarse con inteligencia y consideración. Sé con certeza que usted forma parte de esas gentes que se creen grandes por ser irrespetuosas y descorteses, que se creen poderosas porque disfrutan de protección, y que se creen sabias porque se les ocurre la palabrita "sabio". La gente como usted se atreve a ser dura, descarada y grosera y violenta frente a la pobreza y frente a la desprotección. La gente como usted posee la extraordinaria sabiduría de creer que es necesario estar en lo más alto de todo, poseer un gran peso en todas las partes y triunfar a todas las horas del día. La gente como usted no se da cuenta de que es necio, de que ni entra dentro de lo posible ni puede ser deseable. La gente como usted es jactanciosa y está dispuesta en todo momento a servir celosamente a la brutalidad. La gente como usted es muy valiente para evitar con cuidado todo verdadero valor; porque sabe que todo verdadero valor promete perjuicios, y es muy valiente para presentarse siempre como buena y hermosa, testimoniando enorme placer y enorme celo. La gente como usted no respeta ni la edad ni el merito, ni sin duda el trabajo. La gente como usted respeta el dinero, y el respeto al dinero le impide respetar cualquier cosa. Quien trabaja honradamente y se esfuerza afanoso es, a los ojos de gente como usted, un completo asno. No me equivoco; porque mi dedo meñique me dice que tengo razón. Me atrevo a decirle a la cara que abusa de su cargo, porque sabe muy bien qué complicaciones e incomodidades traería darle un correctivo; pero con todo el favor y benevolencia de que goza, y los favorables presupuestos de que se rodea, aun así se sabe atacado; porque siente sin duda cuánto vacila. Traiciona la confianza, no mantiene su palabra, daña sin pensar el valor y el prestigio de aquellos que con usted tratan, los explota sin compasión cuando dicen hacerles bien, traiciona al servicio y calumnia al amable servidor; es extremadamente voluble e inseguro y muestra cualidades que se pueden disculpar en una muchacha, pero no en un hombre. Disculpe que me permita tenerlo por muy débil, y permítame, junto con la sincera afirmación de que considero aconsejable mantenerme en el futuro profesionalmente a distancia de usted, la aun así necesaria medida y el absolutamente dado grado de respeto por parte de un hombre que tuvo la distinción y el desde luego moderado placer de conocerle". 
Nota: un gran libro necesario y recomendable para entender muchos aspectos de la vida literaria y extraliteraria...de nuestro país.

El paseo
Robert Walser
Editorial Siruela
Págs. 79

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Richard Ford, Flores en las grietas

Uno tiene ciertas debilidades, entre las que destaca una en especial: conocer los pensamientos de otros escritores. Quizá sea fruto de un interés en descubrir si la creatividad contiene mimbres similares para todos los que amamos la escritura.  
Flores en las grietas es un buen ejemplo de ello. En esta recopilación de textos de muy distinto género (conferencias, prólogos de libros, etc.)y peso específico (hay ciertas repeticiones), Richard Ford narra de una manera sincera y clara sobre temas que van desde su propia familia a la relación que mantuvo con Raymond Carver, sin olvidar su actitud ante la escritura o la razón para admirar a Chejov. 
Esa sinceridad [tan americana, por cierto] le lleva a aconsejar a futuros escritores que no sean tímidos, y que no se dejen intimidar por otros, porque para Ford escribir es, en principio, "insultar, ofender, conmocionar, reprender y crear incomodad entre los lectores". Lo que le interesa al autor norteamericano es "contar al lector algo que no sabía acerca de un tema que le interese, y que una vez que lo conoce, se vuelve esencial". Pero les advierte que el propio sistema intenta "censurar" al escritor e imponerle límites. 
En cualquier caso, Ford "no desea que las reacciones a sus libros le afecten de tal manera que se vea obligado a tomar otra decisión acerca de qué escribir y qué no". Porque el arte siempre se desarrolla como un acto de libertad y un autor "escribe ante su propia emergencia".
Es, en definitiva, un libro hecho con retazos desiguales pero que compensa por las agudas reflexiones que contienen algunos de sus capítulos. 
Nota: Siempre hay que leer con interés y calma a un autor que tiene como objetivo estricto vivir periodos largos sin escribir. 

Flores en las grietas
Richard Ford
Editorial Anagrama
Págs. 222

jueves, 12 de julio de 2012

Mientras escribo, de Stephen King

No hay nada más satisfactorio para un escritor que descubrir los manejos narrativos de otro escritor [creo que también para cualquier lector con inquietudes]. Es como un juego donde todos nos reconocemos porque nos enfrentamos ante la misma situación: la página en blanco.
Es el caso de Mientras escribo, de Stephen King, un libro en donde el famoso autor de novela de terror desentraña su forma de escribir de una manera sencilla y divertida. Y lo hace comenzando por un breve curriculum que nos delimita sus coordenadas vitales y desemboca en su particular visión de lo que es escribir, eso sí, con una buena caja de herramientas donde está prohibido utilizar la forma pasiva y los adverbios [causa de fusilamiento inmediato].
Porque pocas son las lecciones necesarias para ser un buen escritor, pero existen. Las principales, no abordar la página en blanco a la ligera y leer mucho. Eso, a efectos prácticos, significa narrar sin miedo y sin afectación, dejándose llevar más por la intuición que por la planificación y trabajando muy fuerte, de manera regular, hasta escribir unas diez páginas al día.
En fin, muy recomendable para todos los curiosos de tramoyas narrativas. 
NOTA: King nos advierte de que escribamos lo que sea siempre y cuando contemos la verdad. 

Mientras escribo
Stephen King
Editorial Debolsillo
Págs. 319

miércoles, 18 de abril de 2012

Mala suerte, de Juan Aparicio-Belmonte

Hay autores que disfrutan escribiendo. Son pocos, pero los hay. Y hay autores a los que, además, les gusta poner a sus personajes en situaciones extremas que rozan la extravagancia, para ver cómo se desenvuelven. Juan Aparicio-Belmonte es uno de ellos. Su novela Mala suerte reúne en una elaborada estructura narrativa a un conjunto de personas entrañables por sus desequilibrios mentales.
Como dice su contraportada, en el diván de un psicoanalista confluyen los protagonistas de esta novela: un abogado obsesionado con la mala suerte, un exlegionario chalado, y una comisaria pija cuyo mierda de novio es novelista vocacional. El misterioso asesinato de un conocido actor de cine y de su amante hace que las vidas de los personajes se entrecrucen, provocando situaciones llenas de confusión y diversión. 
Pero lo de menos es la investigación, se lo aseguro, lo de más es que el autor juguetea todo el rato con sus personajes por medio de sus voces y sus gamberradas, dotándoles de una vida muy especial.

NOTA: nunca la mala suerte fue más actual. 

Mala suerte
Juan Aparicio-Belmonte
Editorial Lengua de Trapo
Págs. 189 

martes, 28 de febrero de 2012

Lecciones literarias aprendidas

Primera. La mayoría de los escritores no sabemos pensar.
Segunda. La mayoría de los escritores no sabemos escribir.
Tercera. La mayoría de los escritores no somos nada sin un buen editor cerca.
Cuarta. Incluso con un buen editor cerca, la mayoría de los escritores igual no somos nada.
Quinta. No cuentes a nadie que has escrito una novela. Especialmente a la familia. Dejarás de ser un tipo fiable.
Sexta. Cuando te pregunten cuánto ganas por cada libro, miente porque, de lo contrario, aparte de poco fiable serás tonto.
Séptima. Siempre que te comparen, lo harán con Vargas Llosa. Menos de eso no existe en sus mentes. 
Octava. La confianza es lo primero que pierde el escritor. 

martes, 21 de febrero de 2012

Principios del buen escritor

Parece una tontería, pero ser un buen escritor no es fácil. Hace falta, aparte de talento, una actitud y unas condiciones adecuadas. 

- Creer que estás escribiendo para la posteridad. 
- No leer demasiada teoría literaria.
- Olvidarte de que existen las páginas en blanco.
- Despreciar la trama y los personajes por innecesarios y absurdos.  
- Pasar un poco de frío para que las neuronas se activen.
- No perder el tiempo en las redes sociales donde no hay más que trolls.
- No estar enganchado a la pornografía. 
- Tener una buena hipoteca abierta y no saber cómo pagarla. 
(Continuará)

jueves, 16 de febrero de 2012

La conciencia y la novela, de David Lodge

Hay títulos que te llaman la atención más que otros. El que hoy traigo al blog ha despertado mi curiosidad profundamente. No sabía que la novela tuviera conciencia. O, mejor dicho, no sabía que los escritores la tuvieran y la usaran. Sin embargo, David Lodge, con su amenidad habitual nos convence de lo contrario [y sabe mucho más que yo]. 
Es más, nos habla de la conciencia desde un punto de vista científico y literario, ya que "la literatura es un registro de la conciencia humana, el más rico y exhaustivo que conocemos". De hecho, algunos como Chomsky dicen que es muy posible que podamos aprender más sobre la vida y la  personalidad humanas de las novelas que de la psicología científica.
De esa forma, Lodge va tocando aspectos relevantes de la conciencia como la narración en presente y en primera persona que optan por el flujo de conciencia, o cómo los novelistas fueron los primeros cuentacuentos que fingieron que sus relatos jamás habían sido contados.
Todo ello como contexto en donde van apareciendo escritores como Dickens, Forster, Waugh o James y sus respectivas formas de narrar. 
Un libro curioso, aunque quizá no excesivamente estructurado, como si el autor hubiera utilizado una especie de cajón de sastre de sus ideas al respecto.


La conciencia y la novela
David Lodge
Editorial Península

martes, 7 de febrero de 2012

Manual para coyotes, de David Ruiz

Pensaba que el Far West se había alejado de mi vida para siempre[como tantas otras cosas de la infancia]. Pero me equivocaba. Manual para coyotes es un claro ejemplo de que la niñez nos persigue, incluso cuando no lo queramos reconocer. 
David Ruiz, por medio de trece relatos, consigue retrotraernos de una manera eficaz a esa época eterna de películas y comics de vaqueros [Bonanza, La conquista del Oeste o Tex], como si estuviéramos viviendo en directo secuencias llenas de balas, cantinas y putas, pero también de sentimientos ambiguos y esperanzas. 
El autor con un estilo directo, cercano, se encarga de enfocar las historias, de narrar las experiencias, de hacernos entrar en los conflictos, de escuchar las armas, de una manera viva, cinematográfica, repasando momentos de una época deshumanizada donde imperaba la conquista violenta.  
Y lo hace con finura, con esa destreza que te lleva a hilar personajes y seguir leyendo hasta el final, como cuando los asaltantes atracan un banco, o los indios secuestran a unos niños, o el pistolero atraviesa un pueblo lleno de sombras.
En definitiva, una obra que nos retrotrae a esa etapa lejana y entrañable en la que nos tirábamos al suelo para evitar las flechas.


Nota. Ruiz es escritor y pistolero. También matémático y fotógrafo. Pero, sobre todo, es un narrador de primera.  


Manual para coyotes
David Ruiz
Editorial Menoscuarto
Págs.106

lunes, 6 de febrero de 2012

A los editores

Ultimamente me están llegando mails de algunas editoriales preguntando por mis reseñas semi-literarias. Quieren saber qué criterio utilizo y si estoy dipuesto a recibir libros de sus autores, y comentarlos.
Mi respuesta es siempre clara. Este blog tiene intención de "luchar" de forma irónica contra la literatura basura y de potenciar a los escritores de habla española, en especial a aquellos autores que no suelen ser sujetos de atención por parte de los medios de comunicación [es decir, que no tiene mucho sentido hablar de lo último de Javier Marías cuando se pone a disposición del autor toda la artillería (y la rutina) mediática]. Tampoco quiere comentar libros de autores extranjeros o clásicos. Creo que de alguna manera hay que limitar el campo de juego para no perder la perspectiva.
En este sentido, las obras las elijo yo y prefiero que sean escritores que comienzan o que no sean demasiado conocidos [cuando se empieza es cuando se requiere apoyo extra y no cuando se llega. Aviso para quien quiera escuchar]. También apuesto por editoriales independientes o minoritarias, que tan importante labor están desarrollando en favor de nuestras letras, y que tan poco se les reconoce. La idea es apoyar a todos aquellos que están fuera del establishment, aunque también hay excepciones, claro.
Y, por supuesto, siempre intento leer libros que me apetezcan, que vayan con mis gustos, porque de lo que se trata es de disfrutar.
Así que si algún editor quiere hacerme llegar un libro, encantado, lo miraré con cariño, pero sin ningún compromiso por mi parte.

lunes, 30 de enero de 2012

El restaurante favorito de Nina Hagen, de Sergio del Molino

El restaurante favorito de Nina Hagen es un acercamiento a la forma de pensar de Sergio del Molino, escritor que se enfrenta a la realidad, a su realidad, desde una óptica crítica, llena de referencias periodísticas, literarias y culturales, con un lenguaje duro pero eficaz [y que gustará a los lectores que comienzan los libros por delante o por detrás]
Porque Sergio del Molino recoge en estas páginas una selección de entradas de su blog [y de artículos publicados en El Heraldo de Aragón] que nos acercan de forma directa al autor en su faceta íntima y profesional, mezclando recuerdos y reflexiones, de forma acertada, sobre esto, aquello y lo de más allá.
Así atisbamos sus diferentes recorridos vitales en Zaragoza, Madrid o Barcelona, junto con viajes a Melilla, Portugal, Nueva York o Argentina, sin olvidar a sus antepasados o a sus ligues frustrados. Un interesante recorrido de gofres, artistas, cementerios, museos o lavanderías.
Y todo con un humor a flor de piel y una humanidad que hacen del autor, y de su obra, un claro ejemplo de honestidad narrativa.


Nota: Por cierto, Nina Hagen no tiene un resturante favorito, por mucho que diga el autor. Y si lo tiene, es por equivocación.


El resturante favorito de Nina Hagen
Sergio del Molino
Editorial Anorak
Págs. 224

lunes, 23 de enero de 2012

Ultimos días en el Puesto del Este, de Cristina Fallarás

Ultimos días en el Puesto del Este no es una novela cualquiera, es un intento de destrucción masiva de todo aquello que empobrece nuestras vidas: falsedad, envidia, desamor... Y la autora lo hace desde una perspectiva propia, en un contexto de guerra [una guerra más vital que militar], donde la mezcla de recuerdos [y el cuidado de sus hijos] es el único consuelo ante el aniquilamiento final en terrible soledad que se aventura. 
La historia es aparentemente sencilla. La protagonista, una madre abandonada con dos niños pequeños, se refugia en una especie de atalaya para defenderse de una catástrofe que ha convertido a la guerra en la única forma de vida. Los pocos habitantes del lugar, asediados por fuerzas extrañas, esperan a su líder, el capitán,  mientras viven en el Puesto del Este en medio de una convivencia complicada.
Fallarás utiliza la primera persona para narrar lo que parece un diario corto de su historia, un diario que no tiene un destinatario visible, pero que el lector entiende que somos nosotros, los lectores, los despositarios de los secretos de su vida pasada y de su existencia actual. 
Así, juega con sus relaciones amorosas donde se mezclan personajes, pasiones, infidelidades o actitudes en una especie de sueño difuso [y a veces confuso]. En este sentido, destaca "el capitán" como amante y personaje ausente que vertebra la historia por su papel de guía revolucionario de todo lo que está pasando en esa lucha contra los bárbaros, esos bárbaros que acosan y rezan.
Ultimos días en el Puesto del Este es una novela que surge de las entrañas y que se manifiesta de manera poética por parte de la autora hasta dejar acongojado al lector.

Ultimos días en el Puesto del Este
Cristina Fallarás
Editorial DVD ediciones 
Págs. 132

miércoles, 11 de enero de 2012

Julio Cortázar, de Miguel Herráez


"Cortázar nunca ha sido un escritor fácil", dice Miguel Herráez, autor de la biografía del argentino. Y no es fácil porque "no se conforma con practicar un relato naturalista de la realidad, busca la contranovela", es decir, "quiere atentar directamente contra la naturaleza misma de la novela". 
Ese cambio de género queda bien reflejado en Rayuela, donde "sus juegos estructurales, sus zigzagueos contrapuntísticos, los quiebros, su voluntaria incoherencia, su antítesis de mundos distantes, su rechazo a la causalidad indiscutible, vino a intensificar la descomposición de un modelo de novela sujeta a formas tradicionales" [les suena?]. 
Eso sí, este gran éxito literario tardó diez años en agotar su primera edición de 2.500 ejemplares en un país tan poco lector como Francia [información necesaria para ambiciosos escritores y editores acelerados].
Y lo hizo un narrador que se decía de sí mismo que no era un escritor profesional, que era un aficionado. Un narrador que rechazaba los puestos fijos porque lo que más deseaba era trabajar lo menos posible en lo que no le interesaba, aunque obtuviese menos dinero, y así gozar de una mayor libertad para poder dedicarse a lo que amaba. Un narrador tremendamente humano cuyo rechazo a lo vulgar no deja de impresionar con la escena de su fallecimiento en el hospital St. Lazare. 
Es, por tanto, una biografía bien ejecutada que nos permite obtener una visión amplia del escritor argentino, consiguiendo aunar de forma equilibrada los datos, la persona y el análisis literario. 

Nota: Julio, te echamos de menos a ti y a la Maga. 

Julio Cortazar, una biografía revisada
Miguel Herráez
Editorial ALREVES
Págs. 341