sábado, 8 de octubre de 2011

Diario de un escrito (16)

Hoy he recibido un amable mail de una editora española. Me dice que está preocupada por mi decisión de matar al protagonista de mi folletín dominical Asesinato en la ciudad del diseño. Me comenta que no le ha seguido del todo la pista al detective Malpartida, pero que en cualquier caso es pésima política literaria quedarte sin protagonistas. Después, cuando interesa por razones comerciales, cuesta mucho resucitarlos. Sobre todo, en estos momentos de trilogías u cuatrilogías [¿se dice así?] con tantos anormales sueltos que venden miles de ejemplares. 
Sus razones son contundentes. En el mundo editorial conviene la repetición y que el lector se identifique con un entorno literario, ya que nuestra capacidad de interés y concentración ha bajado. En este sentido, me aconseja que sólo le parta las dos piernas para que aprenda a comportarse en público y no siga a todas las mujeres de la historia. Me ha facilitado la dirección de un par de matones utilizados por su editorial. Por último, me ha indicado que no me preocupe por el escaso nivel de la obra. Me ha confirmado que la narrativa española está bajando de calidad a marchas forzadas y que en un par de años mi novela estará a la altura.
Gracias, amiga. No tengo más que palabras de reconocimiento.

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