sábado, 11 de junio de 2011

Diario de un escrito (7)

Tengo que reconducir a Malpartida a marchas forzadas. Soy consciente de que el tiempo se me acaba y sigue siendo un personaje odioso (las lectoras ya me lo dicen sin tapujos). Me está dando demasiados problemas y pocas satisfacciones. Además, no es tan ligón como me aseguraba cuando comencé la historia. Yo pensaba que iba a aprender algo de sexo con él y veo que es un fanfarrón. Tiene algo de adolescente inmaduro que nunca ha asumido su papel en la vida. Y el trato a su hija le puede llevar al juzgado de guardia. A él y a mí, que siempre hay algún cariñoso lector que denuncia al escritor como autor del hecho.
Lo gracioso del tema es que me estoy obsesionando con el protagonista y todavía no he solucionado el caso. ¿Será verdad que Mato fue asesinado? ¿Y si no existió Mato? ¿Y si Mato es sólo una metáfora de nuestra sociedad corrompida? Dios mío, ¿quién afirmaba que era fácil escribir literatura basura?

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