sábado, 26 de noviembre de 2011

El mes más cruel, de Pilar Adón

La reseña hubiera debido comenzarse así: Pilar Adón, escritora inglesa de finales del siglo XIX, acaba de ser descubierta por la minoritaria y exquisita editorial Impedimenta para el regocijo de los lectores hispanos. La traductora, una tal PA, ha realizado un trabajo impecable sabiendo captar los matices del original.[Pero hubiera sido mentira].
La reseña verdadera habla de Pilar Adón viva, joven y española que [eso sí] escribe como si fuera británica y de otro siglo. Y que una circunstancia tal se dé es extraordinario en nuestras letras contemporáneas donde los narradores suelen jugar a dar patadas, tanto a la sintaxis como a la psicología de sus personajes.
Pero Pilar, no. A Pilar no le gustan esos jueguecitos. Tiene los suyos propios, algo perversos, claro, pero muy personales como son los niños, el pasado y los silencios en los que la autora nos encierra y en los que nos deja con la duda de lo que realmente está sucediendo. 
Por ello, El mes más cruel está habitado por personajes –de los que conocemos muy poco– con nombres –en muchos casos evocadores– que se encuentran en situaciones de huída de sus extrañas vidas. Como en su primer relato, En materia de jardines, donde Olivia Fouquet y Sara mantienen una relación inestable, o en El culto doméstico donde se desarrolla un fallido triángulo amoroso, simples ejemplos de una riqueza literaria desbordante. 
Sin duda, El mes más cruel presenta un conjunto de relatos (y poesías) de una sensibilidad extrema y de una ambivalencia que favorece la hondura humana. A todo ello hay que sumarle un estilo preciso, bello [poético] que despierta continuas sensaciones y asociaciones en nuestros desconcertados cerebros. 

Nota: Pilar no es buena con el lector. Ella sabrá la razón.

El mes más cruel
Pilar Adón
Editorial Impedimenta
Págs. 195

1 comentario:

  1. En mi humilde opinión, si queréis malgastar el tiempo y el dinero con un libro, éste es el indicado. Relatos con una buena prosa pero nada más. Relatos sin gracia. Relatos en los que se comete el gran pecado de NO TENER NADA QUE CONTAR. Relato aburridos hasta un extremo inconcebible. Da la impresión de tratarse de una autora-funcionaria, es decir, de quien escribe porque desea escribir y se obliga a ello, pero que no tiene tiene ni idea de lo que está contando porque en realidad ni siquiera sabe lo que desea contar. En resumidas cuentas, ABURRIDO en mayúsculas. Insoportable. Fiasco, estafa, malgasto de tiempo y dinero.

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