Hoy ha vuelto Malpartida de vacaciones. Lo he encontrado desmejorado, pálido, delgado, como si salir de La Ciudad no le hubiera sentado bien. Parece que no estuvo en Tailandia.
Tampoco en Madrid. Ha pasado unos días en un hotel estilo Thai en Benidorm (ya le pega al hortera). Me ha dicho que horrible, que no había más que parejas haciéndose carantoñas y metiéndose mano. Y él no está para esas cosas en la vida real, sólo en la ficción. Encima le hacían daño en los masajes.
En cualquier caso hemos tenido una conversación de hombre a hombre. Le he dicho que no podía irse adonde quisiera sin pedirme permiso, que somos socios en esta aventura literaria y que si no me salvo yo, tampoco se salva él (cita de Ortega y Gasset). Además, esos viajes cuestan mucho dinero y todavía no ha cobrado de la viuda el cien por cien de sus honorarios. Por otra parte, le he he comentado que los lectores están por encima de todo, incluso de nuestras familias. Lo ha entendido a medias. Me ha comentado que necesitaba un descanso, que la situación de su hija le estaba sobrepasando y que de Eva no podía esperar nada porque andaba preparando una exposición con unos japoneses chiflados.
En su favor debo decir que ha seguido investigando desde la distancia y que pronto habrá novedades. Prefiero no imaginar.
Tampoco en Madrid. Ha pasado unos días en un hotel estilo Thai en Benidorm (ya le pega al hortera). Me ha dicho que horrible, que no había más que parejas haciéndose carantoñas y metiéndose mano. Y él no está para esas cosas en la vida real, sólo en la ficción. Encima le hacían daño en los masajes.
En cualquier caso hemos tenido una conversación de hombre a hombre. Le he dicho que no podía irse adonde quisiera sin pedirme permiso, que somos socios en esta aventura literaria y que si no me salvo yo, tampoco se salva él (cita de Ortega y Gasset). Además, esos viajes cuestan mucho dinero y todavía no ha cobrado de la viuda el cien por cien de sus honorarios. Por otra parte, le he he comentado que los lectores están por encima de todo, incluso de nuestras familias. Lo ha entendido a medias. Me ha comentado que necesitaba un descanso, que la situación de su hija le estaba sobrepasando y que de Eva no podía esperar nada porque andaba preparando una exposición con unos japoneses chiflados.
En su favor debo decir que ha seguido investigando desde la distancia y que pronto habrá novedades. Prefiero no imaginar.
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