El patio inglés, mi nueva novela, sale a escena a partir del 13 de octubre de la mano de la editorial Alrevés. En esta ocasión cambio de registro hacia algo más personal. Es una historia íntima y universal sobre la vida, el desencanto
y el dolor. La novela centra su atención en los conflictos familiares,
en lo injusto de algunos planteamientos de nuestra sociedad, en la
dificultad para afrontar nuestro propio destino.
El protagonista,
Pablo, es un joven de los años ochenta que ha comenzado Derecho y que vive con
su familia en un piso que da a un patio inglés. Los fines de semana sale
con sus amigos a emborracharse, ha tenido alguna novia y forma parte de un
círculo literario que le ha permitido publicar un artículo bastante polémico en
un periódico. Sus padres le notan distante, apático y a vueltas con el
mundo, una actitud común en la gran mayoría de los adolescentes. Sin embargo, un
día, ante el asombro e incomprensión de sus progenitores, abre la ventana
del comedor y se lanza al vacío.
El patio inglés
combina dos monólogos interiores –padre e hijo– que relatan una dura historia
familiar, mezclando pensamientos íntimos, reproches mutuos, crítica social y
búsqueda de respuestas.
Esta novela se
suma a una larga tradición literaria –como Carta al padre, de Kafka o Demian,
de Herman Hesse–, donde las relaciones paternofiliales son causa de
incompresión permanente.
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