Aunque hay muchas excepciones, y grandes editores que se alejan de los siguientes estereotipos, vamos a dar algunos consejillos prácticos para editar una obra:
1. Ser escritor. Poco valorado por el editor. Existen demasiados autores y obras innecesarias. No representados por agente, abstenerse. Escritores con una única obra, abstenerse. Escritores no catalanes o que vivan fuera de Cataluña, abstenerse.
2. Haber creado una obra maestra. Valorado, aunque no implica una rápida impresión (ver caso de García Márquez). Dudosos de su valía, abstenerse. Clásicos, abstenerse. Normales, abstenerse.
3. Ser amigo de editor. Valorado. Especial atención a la mujer del editor. Personas conflictivas, abstenerse. Antipáticos, abstenerse. Feos, abstenerse.
4. Ser famoso de la televisión. Muy valorado. Sobre todo, si se es presentador de informativos o de programas de masas. Televisiones locales, abstenerse (excepto para editores locales).
5. Ser famoso de la radio. Muy valorado. Sólo grandes comunicólogos. Segundas filas, abstenerse. Radios locales, abstenerse (excepto para editores locales).
6. Ser famoso de la prensa escrita. Valorado. Sólo firmas con columna diaria o semanal. Resto, abstenerse. Prensa local, abstenerse (o para editores locales).
7. Ser famoso de la prensa virtual. Simplemente, abstenerse. Evitar escritores de blogs y demás calaña.
8. Ser político. Muy valorado. Sobre todo si se es ex-presidente de Gobierno. También sirven los presidentes regionales. Consejeros, concejales, asesores, etc., abstenerse.
9. Ser rico. Valorado. Cuanto más rico, mejor valorado. Banqueros o ex-banqueros tipo Conde, valoradísimo. Además, en el peor de los casos pueden pagar las ediciones.
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